Jean-Paul Gilson
La escuela lacaniana de Montral[1] será.
El futuro en nuestra lengua posee en efecto, esa particularidad imperativa que lo acerca tanto más del presente cuanto más se aleja de lo posible que connota comúnmente.
Será: porque la fuerza conjugada de algunos deseos propulsó un proyecto en la vía de su realización. Se para de soñar, ahí tienes el despertar.
Algunos, ya querrían volver a cerrar los ojos y envolverse con una dignidad que pretenden ética. Que persigan su ensueño y tanto peor por lo Real que debe despertarlos brutalmente.
Trabajadores, decididos y entusiastas de la buena manera, “cientos de veces sobre el oficio volvieron a poner su obra”. Una historia se escribe diferentemente.
Heno de pretendidas filiaciones del Padre Freud con el Padre Mailloux con la que se machacan la orejas para evitarse tomar acta de una procrastinación que arregla las capillas.
La historia hoy en día no se escribe ya más con la ayuda de pontífices que escanden los acontecimientos con piedras blancas donde sobretodo sus nombres quedarán gravados; otro planteamiento tiene curso que se apoya en la esperanza de que se funde una escuela sobre otra cosa que las tumbas de los padres muertos.
A este respecto, el desvío del número de nuestros Cahiers que debía ser consagrado a François Péraldi es el deplorable síntoma que testimonia de las adherencias mórbidas aún de nuestros colegas, a una psicología del afecto que se da aires de psicoanálisis. Que se vea entonces en las sentidas prórrogas y las lamentaciones desengañadas sobre Quebec un fin de análisis que termina más bien que una deficiencia filogenética de la bella Provincia.
No lugar para el psicoanálisis en Quebec se proponía decir alguna sacerdotisa supuesta ¡pionera! Del entusiasmo en el acto, un paso debe ser dado por aquellos, resignados y derrotistas, que “La carta a los italianos” [2] reenvía a sus costosos estudios.
Ciertamente no poseemos “trípode” [3] experimentado para apoyar nuestro paso. Una temporalidad sin embargo nos sostiene, diferente de la planeación cronológica de los humores individuales. Nuestros trabajos y nuestros encuentros preliminares han producido, luego de la carta de envío, la escritura de dos momentos fundadores: un trípode inesperado y un anudado muy consistente. Una primera política de un campo social emerge, propia para una escuela de psicoanálisis.
La trenza– analizante - analista - no-analista – puede redoblar en el campo social una tripleta en extensión esta vez; enseñanza, publicación, cartel.
En suma, esta presentación nos permite volver isomorfo el trabajo de la cura y el de su extensión en la cultura. Sabemos que Lacan proponía esta distinción: intensión para el discurso privado del analizante y extensión para su “ciencia a constituir”.
Hemos pensado entonces que la estructura redoblada del nudo Borromeo podía dar cuenta de esta articulación bajo las nominaciones siguientes: cura-clínica-topología (intensión), redoblada en la tripleta: cartel, enseñanza y correo-publicaciones (extensión).
Esta sextilla [nt.1] borromeana es una trenza de seis que necesita dos cortes para disolverse. El colectivo, lazo social, el grupo posee dicho de otro modo una diferencia de talla respecto del anudado subjetivo el cual se desanuda con un solo corte.
Esta primera localización permite entonces la construcción[4] de otro nudo que, bajo el primado ectópico de la topología, presentaba una postura en continuidad de las consistencias y campos de nominaciones. Si no se encuentra allí la topología como tal, es porque ella se identifica con el plano en el cual está inmersa esta presentación. Dejaremos a nuestros dos amigos (as) el cuidado de presentar su trabajo en el próximo número de Cahiers.
Anotaremos no obstante que con estas dos presentaciones nodales que se deducen una de la otra (como nuestros amigos lo mostraron), la constitución de un grupo específicamente analítico encuentra un soporte topológico que es propio de la cosa psicoanalítica. Esto quiere decir que el modo de fundación, de organización y de interdependencia de la escuela futura se apoya en una estructura original inaplicable a los otros tipos de sociedades humanas porque es específica del discurso analítico...hasta que se demuestre lo contrario!
Estos dos primeros tiempos de elaboración de nuestra escuela que llaman a un tercero cuya forma topológica no es inscribible por adelantado, porque es el acto mismo de creación que hace existir a esta escuela.
A menudo las causas de nuestros actos nos parecen oscuros y no nos limitamos sino a observar las razones más o menos difusas, dejando a una impulsión inanalizada e indomeñada (en todo caso fuera de significante comprobado) la tarea de un paso decisivo – cuando no es del salto en el vacío – de hacer surgir el ser a partir de la nada. En nuestro conocimiento, por primera vez, una escuela de psicoanálisis va a nacer de lo que la genera en la estructura misma y el acto que la da a luz no tiene igual aquí sino a las manipulaciones topológicas que anularían la susodicha estructura nodal. O sea lo que hemos llamado corte y homotopía.
El foro así proyectado, y previsto para el otoño, se debe de tomar como acto de la cosa y como dar consistencia imaginaria a este pacto simbólico que pasaremos entre nosotros en esta fecha.
Todo el trabajo queda por hacer sobre las bases específicas que acabamos de esbozar y cada uno, sin ninguna exclusión, se encuentra convidado a participar en esta empresa.
La escuela Lacaniana de Montreal nació
Notas pié de página
[1] “Es”, puesto que ya está matriculada en las escribanías y archivos de un tribunal.
[2] Ver la “Carta a los Italianos”. De Lacan
[3] Existían tres grupos italianos que cortejaban a Lacan.
[4] Trabajo de G.R. Saint Arnaud y J. Bellavance a partir del nudo llamado “de Lacan”.
Notas de traducción.
[1] nt. Sizaine, Sixaine. Sextilla de un poema cuyas estrofas están compuestas por seis versos, o de un paquete que contiene seis juegos de cartas. Según los diccionarios, Universal francés-español, y, Littré.
http://cartelm.blogspot.com/
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