1974-04-00
carta de jacques lacan a tres psicoanalistas italianos : el trípode
Esta carta de Jacques Lacan fué dirigida en abril de 1974 a tres psicoanalistas italianos : Verdiglione, Contri y Drazien. Aparece en Spirales, 1981, n° 9, p. 60.
Para realizar la sede del discurso psicoanalítico, es hora de probarlo: el uso zanjará de su equilibrio.
Qué piense – « con sus pies » – es lo que está al alcance del ser hablante en cuanto dé vagidos.
Aún haremos bien al considerar como establecido, el punto presente, que voz pro o en contra es lo que decide sobre la preponderancia del pensamiento si los pies marcan el tiempo de la discordia.
Les sugiero partir de esto de lo que debí hacer refundición de otro grupo, especialmente de la E.F.P.
El analista llamado de Escuela, A.E., en adelante se recluta allí al someterse a la prueba llamada del pase a la que no obstante nada lo obliga, puesto que también la Escuela delega a algunos que no se ofrecen a ello, el título de analista miembro de la Escuela, A.M.E.
El grupo italiano, si quiere escucharme, se atendrá a nombrar a los que allí postularon su entrada sobre el principio del pase, tomando el riesgo de que allí no lo tenga.
Este principio es el siguiente, que dije en estos términos.
El analista no se autoriza sino de él mismo, eso es evidente. Poco le importa una garantía que mi Escuela le da sin duda bajo la cifra irónica de A.M.E. No es con esto que opera. El grupo italiano no está en condiciones de proveer esta garantía.
Lo que tiene que velar, es que al autorizarse de él mismo no haya sino del analista.
Porque mi tesis, que inaugura con romperse con la práctica porque pretendidas Sociedades hacen del análisis un agregado, no implica sin embargo que cualquiera sea analista.
Porque en lo que enuncia, es del analista que se trata. Supone que hubiera.
Autorizarse no es « auto-ri (tuali)ser » [nt. 1].
Porque apoyo de otra parte que es del no-todo que depende el analista.
No todo ser hablante sabría autorizarse para hacer un analista. En prueba que el análisis es para ello necesario, aunque no es suficiente.
Únicamente el analista, o sea no cualquiera, no se autoriza sino de él mismo.
Hay, ahora es hecho: pero es de lo que funcionan. Esta función no vuelve probable la ex-sistencia del analista. Probabilidad suficiente para garantizar que hubiera: que las posibilidades sean grandes para cada uno, las deja totalmente insuficientes.
Si conviniera no obstante no funcionar sino analistas, tomarlo por finalidad sería digno del trípode italiano.
Para esto hay que (es de donde resulta que haya esperado para abrirla), hay para ello que tener en cuenta lo Real. O sea lo que resurge de nuestra experiencia del saber.
Hay del saber en lo real. Aunque este, no sea el analista, sino el científico que va a alojarlo.
El analista aloja otro saber, otro lugar pero que del saber en lo real debe tener en cuenta. El científico produce el saber, la apariencia de hacerse el sujeto. Condición necesaria pero no suficiente. Si no seduce al amo en él velando que ahí está su ruina, ese saber quedará enterrado como lo estuvo durante veinte siglos en que el científico se creyó sujeto, pero solamente de disertación más o menos elocuente.
No vuelvo a esto tan conocido sino para recordar que el analista depende de esto, pero que para él, igualmente, eso no es suficiente.
Hacía falta que a esto se agregara el clamor de una pretendida humanidad para la que el saber no está hecho puesto que no lo desea.
No hay del analista sino en eso que ese deseo le venga, o sea que ya por ahí sea el desecho de la tal (humanidad).
Digo ya: está ahí la condición en la cual por cualquier lado de sus aventuras, el analista debe portar la marca. Toca a sus congéneres « saber » encontrarla. Salta a los ojos que esto supone otro saber de antes elaborado, en el que el saber científico dio el modelo y porta la responsabilidad. Es esto mismo que le imputo, de haber en los desechos de la docta ignorancia, transmitido un deseo inédito. Que se trata de verificar: para hacer del analista. Sea como sea de lo que la ciencia debe a la estructura histérica, la novela de Freud, esos son sus amores con la verdad.
O sea el modelo del que el analista, si hay del uno, representa la caída, el desecho dije, pero no cualquiera.
Creer que la ciencia es verdad bajo el pretexto que es transmisible (matemáticamente) es una idea propiamente delirante que cada uno de sus pasos refuta rechazando a las viejas lunas [nt.2] una primera formulación. No hay a causa de este hecho ningún progreso que sea notable por falta de saber al respecto su continuación. Solo hay descubrimiento de un saber en lo real. Orden que nada tiene que ver con lo imaginado antes de la ciencia, pero que ninguna razón asegura ser un bon heur [nt. 3]
El analista, si se criba con el desecho que dije, es por haberse dado cuenta que la humanidad se sitúa como bon heur [nt. 3] (es donde está inmersa: para ella no hay sino bon heur [nt. 3] y es en lo que debe haber cercado la causa de su horror de su propia, desligada, del de todos, horror de saber.
Desde entonces sabe ser un desecho. Es lo que el análisis debió hacer sentir al menos. Si no es llevado al entusiasmo, pudo haber allí análisis, pero ninguna posibilidad de analista. Es lo que mi « pase », de fresca data, ilustra a menudo: bastante para que los pasadores se deshonren allí al dejar la cosa incierta, a falta de la que el caso cae bajo el golpe de una declinación pulida de su candidatura.
Eso tendrá otro alcance en el grupo italiano, si me sigue en este asunto. Porque en la Escuela de Paris, no hay caso por eso. El analista no se autoriza sino de él mismo, su falta pasa a los pasadores y, la sesión continúa, para el bon heur [nt. 3] general, teñido no obstante de depresión. Lo que el grupo italiano ganaría con seguirme, es un poco más seriedades que lo que alcanzo con mi prudencia. Es preciso que para ello tome un riesgo. Articulo ahora las cosas para las gentes que me escuchan.
Hay un objeto (a). Ex – siste ahora, de lo que lo haya construido. Supongo que se conocen las cuatro sustancias episódicas, que se sabe para qué sirve, envolverse en la pulsión para que cada uno se apunte al corazón y no alcanzando más que un tiro que lo falla.
Eso hace soporte a las realizaciones más efectivas, – y también a las realidades más atractivas. Si es el fruto del análisis, reenvía a dicho sujeto a sus queridos estudios. Adornará con algunos jarros suplementarios el patrimonio considerado constituir el buen humor de Dios. Que se guste creer, o que eso rebela, es el mismo costo para el árbol genealógico de donde subsiste lo inconsciente.
El « ga(r)s ou la garce » [nt.4] en cuestión hacen ahí parada adecuada.
Que no se autorice como analista, porque no tendrá nunca el tiempo para contribuir al saber, sin lo que no hay posibilidad que el análisis continúe siendo buscado por el mercado, o sea: que el grupo italiano no sea consagrado a la extinción.
El saber en juego, emití el principio como del punto ideal que todo permite suponer cuando se tiene el sentido del depurar: es que no hay relación sexual, por relación entiendo, que puede ponerse en escritura.
Inútil a partir de ahí, tratar, se me dirá, por cierto no ustedes, pero si sus candidatos, son uno más para rechiflar, por no tener posibilidad de contribuir al saber sin lo cual ustedes se extinguirán.
Sin tratar de escribir esta relación, no hay modo en efecto de llegar a lo que he, al mismo tiempo postulado su inex-sistencia, propuesto como una finalidad por donde el psicoanálisis se igualaría a la ciencia: a saber demostrar que esa relación es imposible de escribir, o sea que es en esto que no es de afirmar pero tampoco es refutable: a título de la verdad.
Con, por consecuencia que, no hay verdad que pueda ser toda dicha, incluso esta, puesto que esta no se la dice ni poco ni mucho. La verdad no sirve sino para dar lugar donde se denuncia este saber.
Pero este saber no es nada. Porque de lo que se trata, es que accediendo a lo real, lo determina todo tanto como al saber de la ciencia.
Naturalmente este saber no está en absoluto cocido. Hay que inventarlo.
Ni más ni menos, no descubrirlo porque la verdad no es ahí más que leña, digo bien: la verdad tal como procede de la f… trerie (ortografía a comentar, no es la f… terie).
El saber por Freud designado como lo inconsciente, es lo que inventa el humus humano para su perennidad de una generación a otra, y ahora que se lo ha inventoriado[nt. 6], se sabe que eso da prueba de una loca falta de imaginación.
No se lo puede escuchar sino bajo beneficio de inventario : o sea dejar en suspenso la imaginación que ahí es corte, y poner en contribución lo simbólico y lo real que aquí lo imaginario anuda (es por lo que no se lo puede dejar caer) e intentar, a partir de ellos, que cuando menos hicieron sus pruebas en el saber, aumentar los recursos gracias a esta molesta relación, se llegaría a pasar sin ella para hacer el amor más digno que la abundancia de habladuría, que constituye en este día – sicut palea, decía el St Thomas al final de su vida de monje. Encuéntrame un analista de esta talla, que ramificaría el truco en otra cosa que en el órganon esbozado.
Concluyo: el rol de los pasadores, es el trípode mismo que le asegurará hasta nuevo orden porque el grupo no tiene sino estos tres pies.
Todo debe girar alrededor de los escritos por aparecer.
Notas de traducción
[1] nt1.« auto-ri (tuali)ser » , autoritualizarse, realizarse, ritual, en todo caso termina en ser, no es del ser que se trata, ni de ritual alguno, el autorizarse.
[2] nt2. « aux vieilles lunes : idées dépassées, périmées ». Literalmente, viejas lunas, o delirios antiguos, es decir: ideas superadas y obsoletas. Entiendo que Lacan quiere decir, que la ciencia justamente, rechaza las ideas primeras, aquellas de donde partió, y al rechazarlas, delira. Así mismo, esta frase diría, según mi lectura, al rechazar aquello que en tanto que sujetos, de primeras viene a la mente, (lo que significa rechazar la asociación libre, y con ello lo inconsciente y su lógica) se rechaza al sujeto y en esto, se delira.
[3] nt3. Bon heur. La expresión francesa para felicidad, bienestar es, bonheur, la separación en bon-heur es un neologismo con el que algo se transmitiría ahí, toca al lector deducirlo. Por mi parte asocio por el momento, en especial por lo que sigue en el texto, horror. Bonhorror, bono-horror. Bonhonor, deshonra.
[4] nt4. « Le ga(r)s ou la garce », El muchacho o la muchacha, en francés se dice garçon al muchacho, la ç suena como ss, la muchacha se dice “fille”, aquí Lacan al hablar para los italianos, hace el juego entre garçon (pronunciado garsso y garce (nosotros diríamos garza), pero resulta que en francés garce, significa zorra, perra. Con lo que enseguida menciona del macho y la hembra la parada. Le toca al lector descubrir-se ahí…
[5] nt5. F...trerie, f...terie. no es de la f…terie, es de la f…trerie.
[6] nt6. Inventer, inventar, inventario. Inventarie. Por eso dejo traducido este termino inventarie, como inventoriado. Que suena además a toro, torificar.
Estimada Margarita
ResponderBorrarA propósito de esta "carta" de Lacan, encontrará algunos comentarios que creo que le interesaran, en la segunda parte de http://www.sauval.com/articulos/afecto.htm
Cordialmente